buen día!

amor y paz, caminante; cuántos caminos que disfrutar.
seamos piedras ligeras, pisando la mar...


lunes, 7 de enero de 2008

historia de hormigas

Por Alonso Monroy

Había una vez una cocina grande, medio sucia, pero con mucha comida; muy lejos de un pastel enorme, de 5 pisos, mucha crema, mucha fresa y poco pan.

En esa misma cocina grande, grande, lejos, aunque no quisieran, lejos, más o menos debajo del fregadero, en lo más puerco, donde siempre caen los restos de comida ya masticada, ya sucia, ya mordida, pero al fin comida, vivían un grupo pequeño de hormigas que fueron las que descubrieron esa cocina, hace ya muchos, muchos años, miles en realidad.

En el sucio fregadero, vivían más o menos 150 hormigas humildes, de 8 familias, y digo humildes porque no tenían que comer, vivían luchando por sobrevivir con lo poco del pastel: las migajitas que caían desde arriba, arriba donde vivían hormigas muy poderosas, demasiado, y es que ellas controlaban ese pastel, el de crema y fresa.

Estas hormigas de la repisa alta, no les dejaban, a las hormigas del fregadero puerco llegar al pastel, porque sólo lo querían para ellos, ellos ya eran amigos y entre ellos comían mucho pastel, allá arriba, en la última repisa.

Así pasaron los años y los años, las hormigas debajo del fregadero comenzaron a tener mucha hambre, pero como ellas CONOCÍAN el lugar, en serio la conocían, con lo bueno y malo del fregadero, pues sabían que era un lugar bello para vivir, aunque no cayeran muchas migajas, de esas hormigas poderosas que a nadie le querían dar, muy golosas, muy golosas.

Un día, como la tubería estaba tan rota, vieja y desgastada, agua y agua empezó a caer creando una enorme inundación en el piso, un charcote.

Ahí, las hormigas humildes lucharon y lucharon por sobrevivir,
horas y horas de pelear contra el agua que caía de esa tubería,
tubería que podría estar en grandes condiciones si los de la repisa, las hormigas poderosas, no comieran tanto y tanto, y alguna vez, hubieran bajado a conocer, a conversar con las hormigas humildes, pues entenderían que había que llamar a alguien, o entre todos, como hermanos hormigas ayudarnos, para que todos vivamos mejor, en una cocina, todos con un poquito de comida, para que todos vivan en esa bella, bella cocina.

El problema fue, que con la inundación, y como las hormigas del pastel ni se preocuparon por bajar...
poco a poco, las hormigas humildes del fregadero comenzaron a morir, una a una.

Pero como eran tan sabias, por conocedoras,
con las pocas migajas que les caían, supieron repartírselas entre cuates, como hermanos hormigas,
del mismo color y la misma sangre, y porque entendían
que no puedes dejar morir a tu hermano hormiga, porque es tu hermano.

No como las hormigas poderosas, que estaban tan divertidas cerca del pastel que ni les interesaba bajar a ver como estaban las demás hormigas del fregadero.

El problema no es en si la hormiga, de arriba o abajo,

las hormigas quieren comer, pero las hormigas humildes se entienden unas a otras, porque saben lo que se siente no comer, lo feo que es no comer, por eso,
ahora, con lo poco que les quedó que cayó de arriba,
pues lo dividieron bien cada una un cachito,
no como las hormigas poderosas
que hasta entre ellas mismas se peleaban ese jugosos pastel de crema y fresa.

Aún no sabemos que pasará con las hormigas del fregadero, porque el sistema que rige este centenario,
ese en el que te adaptas como puedes, o como te dejan, porque si no, no comes nada...

pues, las hormigas humildes del fregadero, se mueren de hambre…

Pues no todas las hormigas se ayudan o que?

Por qué no bajamos al fregadero, se los limpiamos y de paso LES APRENDEMOS.

SI LES APRENDEMOS, la tubería sanará, y todos viviremos felices para siempre,
ni hormigas que de tanto coraje, alcanzaron subir, y una vez que probaron el pastel de fresa y crema ya no quisieron darle a su hermana hormiga del fregadero, ni, ni, las hormigas de esa alta repisa, que no les importaba nada y es que así como debajo del fregadero, si uno se movía más, por el basurero, detrás del refri, detrás de la alacena, escondidas, no sólo vivian 150 hormigas humildes, sino había ya casi 70 millones de estas,
que ya estaban cansadas de comer tan poco, y además los restos…

ni la crema, ni la fresa, que francamente sabe bien, pero

que sea de todos…no?

ojalá....

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